2003

El estilista

El estilista

Cada mañana al sonar el despertador, Héctor se despereza y se quita el antifaz que suele usar para dormir y lograr que la habitación se torne negra ante sus ojos. Toma el albornoz rosado y se dirige al cuarto de baño. Se da cuenta en el espejo que debe maquillarse hoy con más ahínco; sus ojeras delatan su preocupación. Desde hace días que no duerme bien, que no ha podido detener el tiempo sobre la almohada. Hoy vendrá su padre a visitarlo y no sabe cómo va a reaccionar este cuándo sepa a qué se dedica.

Desde muy temprana edad, Héctor siempre cuidó de su aspecto físico y ahora, después de veinticinco años, se puede decir, que es hermoso. Además, de alto es atlético, de ojos acaramelados, de facciones finas, de cuello largo y elegante, de dientes alineados y blancos, manos ágiles, suaves y cálidas, cabellos negros y lacios. Hoy lleva puesto pantalones de licra, color rojo, para combinarlos con la decoración de esta semana que termina, con una camisa blanca ceñida al cuerpo y una bufanda a modo de cinturón.

La decoración dentro de su peluquería es exquisita: con cortinas pomposas de satén blanco, plantas y adornos importados de Asia, con budas sonrientes. Cojines verdes, rojos y blancos colocados en el piso de la sala de espera, lámparas aromáticas que inundan la estancia con incienso de sándalo. Un ambiente realmente soñador, te hace sentir como si estuvieras dentro de un cuento de Las Mil y una Noches. Mientras esperas a ser atendida, él se mueve delicadamente y te deleita con té de finas hierbas: cardamomo, agua de rosa y azafrán, junto a una bandeja de dátiles provenientes de Egipto, suaves y jugosos.

Todo lo reorganiza a su llegada, antes de recibir a sus clientes, golpea los cojines suavemente para que recobren su forma acolchada, riega las plantas, limpia las lámparas aromáticas y les coloca una nueva esencia. Se dirige a la cocina y prepara la tetera con el té que servirá hoy, mientras el agua hierve se dirige a darle vuelta al letrero de la puerta de entrada.

Alguien se acerca desde la calle de enfrente, es su padre, las piernas le flaquean, el aire le falta y siente que se desmaya.

Despierta en una cama de hospital vestido con ropa inusual, pide a la enfermera de turno un espejo y se asombra al ver la imagen que se refleja en él. No supo cuánto tiempo llevaba allí, solo supo que alguien lo dejó allí en emergencias…