2013

Instrucciones para comerse un helado

Instrucciones para comerse un helado

Para poder instruirle en cómo se come un helado o sorbete, he de dedicarme por separado a dos tipos de consumidores distintos: los niños y los adultos. Para el caso de los niños, les daría toda una clase magistral; primero comenzaría explicándoles: «¿Qué es un helado?» y extenderme en todo su concepto: es uno de los postres congelados más populares en todo el mundo. Es elaborado con leche, nata o natillas, combinadas con saborizantes, edulcorantes y azúcar; además, se combina con frutas variadas y se consigue en diversas formas.

Este dulce se compra en heladerías y de diversas maneras (en un vasito, en un cono o barquilla); en restaurantes (presentados en copas elegantes o en platillos en forma de barco) y en la calle, en un carrito con campanilla (en palitos, barquillas o vasitos). Los sabores son muy surtidos, sobre todo, de frutas: fresa, coco, kiwi, pera, uvas pasas, manzana, naranja, etc.; de miel, arequipe, chantillí, vainilla, chocolate, espagueti, caraotas, lentejas, yogurt, pistacho, cacahuetes y mucho más.

O simplemente, se podría obviar la clase magistral y comprarle un manjar de esos al niňo sin tanto preámbulo y, si fuera el caso, chantajearle con la máxima: «Si te comportas bien, te llevo a comer helados» y de esta forma, lograr prodigios: que deje de llorar, que anule el berrinche en la calle y, a su vez, evitar la vergüenza, producto de la mala educación, de que cuenta el susodicho. También, se podría premiar al niño, si se comporta como un angelito, con una barquilla de tres bolas de sus sabores preferidos.

Para el caso de los adultos, de ningún modo, daré aclaraciones magistrales, sino canalizaré las instrucciones de otra manera, porque estos ya saben de cuál postre hablamos, dónde lo venden y cuál sabor le gusta más. Para este tipo de consumidor, quizá será relevante con quién ir acompañado a comer el helado y llevar claro, en la mente, la finalidad de la invitación.

La importancia de comer este elixir acompañado, si es que la tiene, es poder disfrutar de la delicia del otro y le recomiendo pedir sabores diferentes, porque así, tendrá la posibilidad de deleitar en su lengua una mezcla de sabores exquisitos. Por otro lado, si un hombre está conquistando a una chica y la invita a comer sorbetes y ella se lo come sensualmente, lamiéndolo despacio, este seňor se dará cuenta de la lascivia e imaginará que en cada bocado lo besa con mucha pasión. Si, por el contrario, es una pareja de esposos la que va a comer helados, un domingo de esos aburridores, ya sabrán cómo hacer para deleitarlos. Una escapatoria será comerlo de manera veloz, porque uno de ellos es un glotón, que se acaba rápidamente el de él y quiere probar el helado de su acompaňante —es lo peor que le puede suceder—. Si ninguno de los dos es comilón (será un alivio para ambos), porque podrán comer su manjar con la mayor tranquilidad posible y sin lujuria, porque esta última estará ya marchita.

Finalmente, niños y adultos, relájense y disfruten de la sensación, dejen que sus labios gocen del frío de su golosina, de su textura y permítanse ser felices todo el tiempo que dure en su boca esta maravilla llamada: ¡helado!