2016

El cuerpo

El cuerpo

Cuando el cuerpo habla va dejando huellas y estas van apareciendo como surcos alrededor de los ojos y en medio de las cejas, en el tercer rojo. Allí se va ocultando lo vivido y por eso lo dejo al descubierto, quizá encuentre alguien que lo sepa leer y ya no volverán a ser secretos.

Todo va sufriendo de la atracción de la gravedad, la piel se pone flácida, reseca, por mucha crema hidratante que te apliques. Te vas llenando de manchas, de lunares y no es debido al sol de estas tierras, que es muy poco, sino porque la pigmentación cambia su parecer y te va mostrando los otros recovecos de la vida.

Las masas abundan y caen también. El cuerpo se resiente por mucho amor que le pongas al reactivarlo y cuidarlo, los años no perdonan. A menos que tengas un entrenador, buenazo, que te saque la chicha a diario y no te deje ni hacer la siesta.

Sin embargo, al verlo de reojo le agradezco lo vivido, sin él, mi cuerpo, no podría estar aquí sentada en sus posaderas y escribiendo esta prosa dedicada a él.