2022
Sucedió en la Feria
Allí estaba ella, con su vestido de flores de colores que tanto le gustaba como le quedaba. Flores que nacían desde su cuello y terminaban en un tallo hasta sus partes íntimas. Yo la miraba extasiado. Fui hacia ella y no me reconoció.
Se ha ido corriendo hacia la rueda gigante que tanto añoraba volver a subirse. Sin embargo, la seguí, compré mi boleto y me he sentado con ella en el mismo vagón.
La rueda dio la primera vuelta, ella miraba el cielo a su derecha y yo miraba mi cielo hacia su cuerpo. En la segunda vuelta, me mira y me besa, me dice que me ama y que la posea allí mismo.
Apresurado y excitado por la sorpresa, tomo su mano y la coloco sobre mi parte dura y ella se regodea, yo estiro mi mano hacia su entrepierna y ella me esquiva, eso me encanta, me da más deseo.
Antes de llegar abajo, soltamos las manos y nos arreglamos la ropa con disimulo. En la tercera vuelta ya no habría vuelta atrás, la beso apasionadamente y nos mareamos de tanto dióxido de carbono que nos damos de ida y venida. Abrimos los ojos, vemos a lo lejos como se incendia un galpón de fuegos de artificio. Nos quedamos con los ojos abiertos y asustados.
Mucha gente comienza a gritar que nos bajen de la rueda. Nosotros de que no, que no nos bajen, queríamos terminar nuestro encuentro furtivo.
En eso se apagan las luces y comienza el descenso.